La crisis económica ha obligado a muchas empresas a contratar los servicios de una asesoría fiscal y contable en Asturias para realizar el trámite de la disolución de la empresa, que, al contrario de lo que pueda pensarse, no significa la paralización o el fin de la actividad, sino sólo la desaparición jurídica de la empresa, aunque casi siempre sí el primer paso.

Es un trámite habitual que hacemos en Gestoría Administrativa Olivares cuando hay sobre la mesa una inminente situación de falta de liquidez para pagar a los acreedores. Y el objetivo de la disolución no es otro que evitar la disminución en el activo de la empresa y establecer en la razón social que está en liquidación, a pesar de que cerrar una empresa como tal cuesta dinero y, por tanto, no es recomendable esperar hasta el último momento para hacerlo.

Los motivos para disolver una sociedad a través de la asesoría fiscal y contable en Asturias son varios. Desde el cese en el ejercicio de la actividad que constituye su objeto social a la conclusión de la empresa que constituye su objeto o bien por la imposibilidad manifiesta de conseguir el fin social. También puede determinarse la disolución cuando se produzca una paralización de los órganos sociales, lo que imposibilita su funcionamiento o porque las pérdidas reduzcan el patrimonio neto a la mitad del capital social.

Una vez declarada disuelta la sociedad, hay tres vías posibles. La de intentar que la empresa prosiga a través de la transferencia de la propiedad, es decir, la compra-venta de la misma por otro empresario, o bien la liquidación total de la sociedad, el cese de la actividad, pago a los acreedores y socios, cerrando definitivamente la empresa. O, una tercera vía, declarar el concurso de acreedores, cuando ni siquiera se puede hacer frente a los acreedores.